¿Qué tipo de navidad queremos vivir?
Por quienes hacemos Kellü
En los últimos ocho años, decidimos entrar en las historias silenciosas de familias con enfermedades críticas.
Historias que el país no ve y que muchas veces terminan relegadas a un post perdido en redes sociales.
La mayoría son niños.
A cada familia le hacemos una promesa:
“Reuniremos los recursos para darle el tratamiento que su hijo necesita”
Y en Navidad esa promesa se vuelve todavía más urgente.
Porque mientras el país se llena de vitrinas y luces, hay madres que solo piden una cosa: que su hijo llegue a enero.
Que su hija deje de sufrir.
Que la vida no se les escape entre trámites, listas de espera y cuentas imposibles.
Tomemos el caso de Consuelo:
Hace unos meses fue operada al cerebro. Su salud no mejoró y la familia, además, quedó con una deuda de 25 millones de pesos.
Una mochila que no se borra con un “Feliz Navidad”
Y ahora, cuando aún no terminan de pagar lo imposible, Consuelo enfrenta algo peor:
Debe ser operada nuevamente, de urgencia, para instalarle una gastrostomía.
Si no se alimenta, seguirá bajando de peso… y su vida corre un riesgo real.
Hoy. No mañana.
Esa es la Navidad para muchas familias.
No se trata de regalos: se trata de sobrevivir.
Querido lector:
Chile está construido sobre historias invisibles.
Entre nuestros malls iluminados viven cientos de familias que no tienen nada que celebrar.
¿Acaso esas historias no son también nuestras?
¿No somos un país entero que alguna vez necesitó de alguien?
¿No les debemos —a estos niños, nuestros niños— una Navidad distinta?
Una Navidad que deje de medir el amor en regalos, y lo mida en vidas salvadas.
Querido lector:
¿Qué tipo de Navidad queremos vivir?
¿Aquella imaginada por las grandes tiendas, gastando dinero en cosas que muchas veces no tienen importancia?
¿O aquella en la que centramos nuestro corazón en ayudar a quien hoy lo necesita?
Una Navidad donde usamos nuestros recursos para darle a un niño una nueva oportunidad de vivir.